sábado, 2 de abril de 2011

Adolescentes y Toxicomanía

Uno de los retos que más inquietan a los padres de hijos adolescentes es ayudarlos a rechazar el mundo de las drogas. A pesar de los programas antidroga llevados a cabo por escuelas, institutos y sus programas educativos, el consumo de todo tipo de drogas entre los jóvenes sigue en aumento. ¿Cómo podemos lograr que un hijo diga NO a las drogas?

¿Cúal es la magnitud del problema? Los datos indican que más de la mitad de los adolescentes han probado alguna droga ilegal en algún momento de su vida y que más del 25% han probado más de una. Si incluimos las drogas legales, el porcentaje se aproxima al 80%-90%. Aunque la mayoría de ellos no van a desarrollar una toxicomanía, el conocimiento que puedan tener los padres y tutores sobre qué hacer en relación al problema puede disminuir la probabilidad de desarrollo del hábito tóxico.
El objetivo del presente informe es aportar información precisa y útil sobre las características principales y posibles soluciones del problema.
¿Qué factores contribuyen a que un joven desarrolle una toxicomanía?
Existen factores genéticos, ambientales e individuales. Por ejemplo, la presencia de determinadas enfermedades mentales, como el Trastorno Disocial o el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad incrementan el riesgo de consumo de tóxicos. En estos casos el diagnóstico e intervención precoz del trastorno disminuye dicho riesgo.
Otros factores son los sociales, entre los que destaca la disponibilidad de acceso a la droga (por disponer el joven de dinero suficiente o cercanía y facilidad para contactar con el vendedor) y la presión del grupo de amigos.
Algunos estilos educativos predisponen al consumo. Los estilos carentes de supervisión y disciplina y los que producen conflictividad constante entre los padres y el adolescente conllevan mayor riesgo de desarrollo de una toxicomanía.
Existe mucha información sobre drogas ¿Por qué los adolescentes las siguen consumiendo?
El consumo de drogas, en especial el alcohol, el tabaco y el cannabis, forma parte de los hábitos y estilos de vida de una proporción importante de jóvenes. Se suma la baja percepción de riesgo asociado a su uso y abuso y la tolerancia social y de algunos medios de comunicación.
¿Existen drogas "buenas" y drogas "malas"?
La mejor clasificación de las drogas no es la de señalar drogas “buenas y malas”, sino drogas legales e ilegales. La consideración de legales hace que en muchas ocasiones el uso o abuso del alcohol y el tabaco no se consideren un problema. Con respecto al cannabis, la droga ilegal más consumida, existe una percepción generalizada sobre su inocuidad o incluso existen posturas a favor de los posibles efectos beneficiosos de la misma. Debido a ello, el adolescente consumidor no acostumbra a relacionar las alteraciones psicológicas que presenta con el consumo. Son los familiares, amigos o profesores los que detectan las dificultades.
¿Cúales son las principales drogas que consumen los adolescentes?
El tabaco y el alcohol son las drogas legales más consumidas. La droga ilegal más consumida en España y en el mundo es el cannabis, seguido de la cocaína. Un lugar destacado y en aumento lo ocupan las drogas de diseño, los estimulantes y tranquilizantes y en menor medida la heroína y sus derivados.
¿Cómo puede detectar un padre que un hijo adolescente presenta toxicomanía?
Aunque cada tipo de droga puede presentar signos propios, las señales de alerta más importantes son: Disminución del rendimiento escolar, con faltas en el colegio. Cambio en la manera de vestir y hablar. Cambios de conducta (irritabilidad, rechazo a compartir actividades familiares), necesidad de dinero llegando a realizar robos en casa, cambio en horarios, actividades, sueño o alimentación. Señales de quemaduras en la ropa o restos de hierba en los bolsillos. El enrojecimiento ocular es significativo en el caso del cannabis.
¿Qué hacer cuando se presenta el problema?
Cuando las estrategias familiares propias no son suficientes, se debe contactar con un profesional cualificado que puede ser el médico o el especialista que aconseje el médico. Las estrategias profesionales incluyen establecer una alianza terapéutica con el joven que permita realizar una labor de información detallada sobre los peligros de las toxicomanías. Ofrecer tratamientos o terapias psicológicas como grupos de autoayuda y, si es necesario, un tratamiento farmacológico que disminuya el deseo intenso de consumir que se siente en los primeros días en que se abandona el consumo del tóxico. También es labor del profesional ayudar al adolescente a que revele el problema a sus padres si no lo ha hecho, ya que el soporte familiar es fundamental en estos casos.

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